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viernes, 18 de julio de 2014

Vuelta al presente


Casualidades de la vida, últimamente todo lo que me rodea me hace volver al pasado y no precisamente a hace unos meses, sino a mi niñez-juventud. Y no me está sentando del todo bien.

Dicen que mucho pasado es depresión y mucho futuro,  ansiedad. Así que lo ideal es volver al presente.

El 'aquí y ahora' es lo que cuenta, es lo que te hace disfrutar de cada momento y de la vida.

Un poquito de pasado está bien, porque los recuerdos  van nutriendo nuestra existencia,  y un poquito de futuro igual, porque es donde proyectamos los sueños e ilusiones pero ¡punto pelota!. Lo importante, tiene que ser el 'hoy'.

Así que doy carpetazo (en lo que pueda) a mis 'años mozos' y vuelta a mis treinta y seis...uno arriba, uno abajo.

La mudanza fue algo caótica, como todas las mudanzas, pero lo conseguimos. Los operarios de la empresa, encantadores. Al final, cuando se referían a mis hijos al preguntarme la ubicación de las cosas, ya lo hacían utilizando los diminutivos con los que yo los llamo. 

La verdad, es un trabajo duro. Lo hombres-mudanza son como máquinas y no se paran ante nada. Cuando aparecieron por la puerta para empezar el traslado, a mí todavía me quedaban algunas cosillas por embalar, o eso creía yo...¡Veinticinco cajas llenaron ellos por su cuenta y riesgo! Y les da igual mezclar libros con zapatos con cristalería...el caso es vaciar la casa y llenar el camión.

Lo peor de todo fue el aterrizaje en mi nuevo destino. Les dije que dejaran todas las cajas en el porche pensando en desembalar yo  poco a poco...aunque me llevara dos semanas.

Además de los muebles, que son cosas grandes contantes y sonantes, los dos camiones iban llenos con mis 'nosecuantas' cajas perfectamente ordenadas y  rotuladas con su correspondiente contenido más las veinticinco cajas 'embaladas por ellos' con todo mezclado.

Pero , pero, pero....cuando acabaron de bajar las cosas, los hombres-mudanza recibieron una llamada de la empresa comunicándoles que no me podían dejar sus arcones, todavía llenos, en mi nueva vivienda, pues los necesitaban para un trabajo a realizar al día siguiente.

¿Qué hacemos? -pensamos todos, ante la visión de un porche plagado de bultos imposibles de organizar en menos de quince días.

Pues nada...vaciar a toda castaña el contenido ordenado y rotulado por mí y colocarlo en cualquier sitio dentro de casa, y después llenar mis cajas de cartón vacías con el desordenado contenido de las cajas de la empresa para que no quedara todo tirado en el porche.

Al final de día, dieciocho años de mi vida estaban ciscados por todas partes sin orden ni concierto. Me acosté esa noche sin tener ni idea donde estaban mis lentillas ni el cargador de mi móvil....entre otras cosas de vital importancia. Y tardé dos días en encontrar mis pinturas...

Así que con gafas y la cara lavada, volví al día siguiente a mi antigua vivienda pues tenía que recoger la aspiradora y otros útiles de limpieza que había dejado a propósito para que se pudiera limpiar el piso después de mi 'operación salida'.

Bien. Pues mi horror fue comprobar que un altillo de la habitación de las niñas, se nos había olvidado a todos.  Ya me ves, volviendo a cargar el coche con la aspiradora, el kit de limpieza, cuatro maletas, un cesto, una mochila y el colegio de Barriguitas (que sigue en el maletero  ).

Me queda poco ya por ordenar y colocar, y espero en los próximos días empezar a hacer vida normal, o sea,  desorganizadilla pero bajo control.

Y ese es mi presente. Por cierto, aquí tenéis siete actividades para ser feliz aquí y ahora , según artículo publicado ayer en El Confidencial. Hay para todos los gustos, así que a practicar las que os funcionen mejor.



sábado, 5 de julio de 2014

Nivel experto en embalaje


Me siento Amazon, estos últimos días vivo rodeada de cajas. El lunes por fin, vendrá la empresa de mudanzas y allá vamos. Por más que he querido deshacerme de un montón de cosas solo por no tener que trasladarlas, al final me mudo prácticamente con todo.

Decidido, cuando me instale definitivamente, es decir, ponga cada cosa en su nuevo sitio, voy a abrir una tienda virtual. Desde que vendí por Internet una pierna izquierda de una muñeca Nancy hace años, el trapicheo on line me priva. Dí tú que no es buen momento para vender por ningún medio, pero como soy incapaz de dejar en el contenedor nada que pueda ser usado por alguien, intento dar salida a las cosas que conmigo ya han cumplido su función, vía comercio electrónico.

A mi de pequeña, me enseñaron a besar el pan si por estar pasado había que tirarlo a la basura. Ya no lo hago, pero sí que me quedó esa cosa de que tirar,  como que no.

                                                                        .........

Me he puesto el  albúm completo de Ana Moura Desfado  para no estresarme, pero llevo dos horas embalando y es que no veo la diferencia, vamos que no me luce, esta casa cada vez está mas llena.

El problema no es meter en cajas. Lo que es interminable es la selección y clasificación de las cosas. O yo soy muy desordenada o en mi casa no hay nada en su sitio.

Recuerdo en una charla que tuvimos en el colegio de las niñas hace años, en la que por la edad tocaba hablar de determinadas virtudes, entre ellas el orden. La profe que nos hablaba, hacía incapié en este tema y decía que para que exista orden, cada cosa debe ponerse en su sitio exacto después de ser usada. De esta manera siempre estará la casa ordenada y además cuando vayas a buscar algo, lo encontrarás. Contó la anécdota de que cuando un día explicaba esto a sus pequeñas alumnas, una levantó la mano y dijo: -'Profe, es que en mi casa las cosas no tiene sitio fijo'.

Debe ser eso lo que me pasa a mí.

Lo que me está llevando más tiempo es el tema de los juguetes y la ropa. No sé porqué se ha perdido la bonita y práctica costumbre de regalar por Reyes a los niños, un poquito de oro, incienso y mirra. Mira que estaría bien.

Y aunque soy consciente de que no es necesario guardarla durante generaciones, os prometo que algo de ropa conservo...para mis nietos. Mi hija mayor hizo la Primera Comunión con el mismo vestido que su abuela, así que tampoco es una locura.

Claro que con este planteamiento, es normal que no termine de empaquetar...nunca.

Pero como hay que sacar algo positivo de cada situación, que sepáis que tantos años jugando al Tetris, han dado su fruto. Una vez que tengo las cosas seleccionadas, soy 'Nivel Experto' en embalaje. 

Os dejo que sigo. Lo siguiente que os cuente, será ya desde mi nueva vivienda. Hasta entonces...¡pasadlo bien!