Páginas

sábado, 21 de junio de 2014

Por si vuelvo a tener una tortuga, una tortuguera


De verdad, creo que en vez de dejar de escribir aquí, voy a publicar ocho post diarios...todo por no seguir embalando.

Contrataré una empresa de mudanzas de esas que te sacan hasta la ropa interior de los cajones y te la colocan en su nuevo alojamiento en el mismo orden que la encontraron. Y a mí que me cojan a la 'silla de la reina' con el portátil y me ubiquen también en algún lugar con Wifi.

O sea...yo admiro a la gente valiente que es capaz de tirar todo aquello que realmente no necesita, esa que desconoce la frase "esto lo guardo por sí un día...". Por si un día vuelve la moda, guardo estos zapatos aunque su  punta parezca un arma de destrucción masiva. Este vestido tan bonito, por si un día recupero la silueta de cuando tenía quince años, o convenzo a mi hija de que si yo estaba monísima a esa edad con él , ella tiene que estarlo igual. Por si un día voy a la nieve, este jersey  pasado y lleno de bolas pero tan calentito. Por si un día me da por las manualidades, estas veinte letras de madera tamaño folio que no sé de donde salieron. Por si vuelvo a tener una tortuga, una tortuguera...

¡Pobre Piqui! la compré en una feria con mi hija mayor para regalársela a la pequeña que debía tener tres o cuatro años. En casa nadie hacía caso a tortuga salvo la niña, que a menudo se acercaba a mirarla y le gustaba echarle la comida. Por supuesto el tema de la higiene lo llevaba yo. Como las tortugas no interactúan mucho,  lo cierto es que, salvo la niña, los demás la ignorábamos bastante,  pero el animal formaba parte de la familia.

No sé cual sería el motivo porque son muy longevas,  pero un día apareció 'kaputt'. Corriendo avisé a mi hijo mayor y le pedí que la metiera en un tarro de cristal con agua y lo tapase. El así lo hizo pero...con poco detalle. La tortuga flotaba boca arriba en plan 'hacer el muerto'. -'Hijo por favor, ¡¡ponla boca abajo que parezca que nada!!'- '¿Qué le pasa a Piqui, mamá?' -preguntó mi hija. -'Nada cariño, que esta malita y la vamos a llevar al medico de los animales' -contesté yo. -'Vamos hijo, coge el tarro que vamos al veterinario' - ordené. -'Pero mamá..¡¡¡ si está fiambre!!!' -'¡Ya lo séeee, pero tu hermana no!'

Cogí el coche y nos acercamos a una clínica veterinaria cercana a nuestra casa. Durante el camino la niña seguía preguntado que que le pasaba a Piqui y que adonde íbamos. -'Al veterinariooo que está maliiitaa, no te preocupes que allí el medico de los animales la curará'. Aparqué en doble fila porque no había sitio, lo que me valió de excusa para decirle a los tres, que me tenía que bajar sola y que tenían que esperar en el coche. Realmente la única que no quería que bajara, era la pequeña.

Entré como una exhalación en aquella tienda y al hombre que me vino a atender le dije de carrerilla: -Mire, está muerta, haga usted  lo que quiera con ella, yo no puedo tirarla, mi hija cree que vive y que aquí la van a curar. Le planté el tarro en las manos y añadí: - 'En unos días vuelvo. Usted le da el cambiazo por una tortuga viva y 'aquí paz y luego gloria'. Y me fui dejando al buen hombre con la tortuga en las manos asintiendo con la cabeza y diciendo: ¡Si, si, si!

Lo cierto es que la 'supuesta convalecencia de la tortuga se alargó' y no volví. Aún de vez en cuando, mi hija me recuerda que tenemos que ir a buscarla, aunque creo que sospecha que aquel 'número' que montó su madre...esconde algún secreto. 

Yo simplemente quise posponer un poco en su vida, la palabra muerte, aunque fuera la de una pequeña tortuga.

Por cierto...¿ningun@ querréis veinte letras de madera tamaño folio....o una tortuguera?


martes, 17 de junio de 2014

Necesito dejar el blog ya


- '¿Hola K ase?'
- 'Pues mira, aquí leyéndote...'
- '¿Pero de verdad que no tienes cosa mejor que hacer?'
- '¡Por supuesto que sí! pero quiero ver hasta donde llega tu multipolaridad...'
- 'Yaaaa...¿empiezo a dar esa imagen?'
- 'Tú me dirás....Unos días escribes sobre recuerdos de tu vida en tono cómico, otros te pones a filosofar y ayer te marcas una conversación con tus "vacaciones"...'
- 'Tienes razón. No tengo un estilo definido...me amontono. Lo dije en el  primer post de  La vida estándar  , soy un poco desorganizadilla. Avisé'.
- 'Si, pero una cosa es decirlo y otra verlo...'
- 'Ya'.
- '¿Ya, que?'
- 'Lo voy a arreglar'.
- '¿Como? La gente no cambia de la noche a la mañana...'
- 'Ya'.
- '¿Entonces?'
- '¡Iré ordenando mis post poco a poco!'
- '¿Solo eso? ¿Vas a meter en una habitación diferente cada versión de ti misma?'
- 'Ummm....¡Buena idea!'
- ¿Empezarás enseguida?
- 'No. Eso es lo malo. Ahora no puedo'.
- '¿Por? Ya sabes eso de no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy...'
- 'Tengo que hacer una mudanza y no es metáfora...cambio de domicilio,  y eso me va a restar mucho tiempo...embala por aquí, embala por allá...y lo tengo que hacer bien. No quiero que me pase como la última vez...'
-  '¿Qué pasó?'
- 'Que perdí las tijeras del pescado cambiándome de casa y no las volví a encontrar hasta que volví a hacer el siguiente traslado...'
- '¿Y eso?'
- 'Estaban en una caja de cosas que no necesité durante todo ese tiempo. La caja nunca se abrió.'
- '¿Qué contenía?'
- 'Cortinas...y las tijeras del pescado'.
- 'Comprarías otras supongo...'
- 'Sí, ahora tengo dos tijeras del pescado,...por cierto...'
- '¿Qué?'
- 'No sé porque les llaman así, yo las uso para todo...menos para el pescado'.
- 'Te estás yendo...'
- 'Ya'.
- '¡Otra vez! ¿Ya, qué?'
- 'Ya,  nada. Que posiblemente hasta Julio no pueda escribir más'.
- 'Mujer, si te relaja, dedícale un ratito cada día'.
- 'Ya'.
- '¡Yaaaa, yaaaa, yaaaa!, de verdad, ¡con tan amplio vocabulario no creo que llegues muy lejos!'
- '...'
- 'Sí, mejor calla, ¡lo ibas a volver a decir!'
- '...'
- '¡Dilooooo!'
- 'No'.
- 'Venga... anda...no pasa nada...no seas tontita'.
- '¿Puedo?'
- 'Siiiiiii......'
- '¡Yaaaaaaaaaaaaaa!'

                                                            ...........................................


- 'Esta mujer está fatal....'                                                         


lunes, 16 de junio de 2014

Queridas vacaciones


Queridas vacaciones,

En lugar de acercaros, veo como os alejáis...y alejáis...,  jugando como siempre a escapar de mí.

Pero llegará un día en que topéis con un muro o con un callejón sin salida y entonces os alcanzaré. No os quedará otra, que rendiros ante mi esfuerzo y persistencia.

Me felicitaréis, lo sé, porque os conozco. Y me diréis: -'Ahora haz con nosotras lo que quieras, tu mandas'.

Pero yo contestaré: -'Ya no os persigo vacaciones'. -'Ya no os necesito para descansar'.

Vosotras siempre estáis así, frescas y juguetonas. Yo en cambio me siento cansada muchas veces. Hoy por ejemplo.

Y es que no se puede estar toda la vida jugando al gato y al ratón, queridas vacaciones.

Cuando os alcance, entonces sí que podremos ser amigas para siempre...hasta que la muerte nos separe.


sábado, 14 de junio de 2014

Los pollitos del Retiro (2ª parte)


Es que cuando alguien habla del Parque del Retiro de Madrid, lo primero que se me viene a la cabeza es aquella vez que adopté cinco pollitos...

Un domingo de invierno, durante mi época universitaria, unas cuantas amigas decidimos ir a  pasar la tarde al Retiro. Cuando estábamos paseando vimos a un señor con un improvisado chiringuito donde vendía pollitos de colores.

A ver...¿quién no ha tenido un pollito fucsia o color turquesa o verde fosforito? En mi casa hubo alguno aunque no recuerdo bien que fue de él.

Total que a mis amigas y a mí nos hizo mucha gracia aquello de los pollitos de colores y con una visión bastante a corto plazo de lo que íbamos a hacer, decidimos comprarnos uno cada una,  a razón de veinticinco pesetas el pollo.

Felices y contentas volvimos al Colegio Mayor. ¡Ah, pero llegó la noche! De repente ninguna sabíamos que hacer con los pollitos de colores. Nuestras habitaciones eran de cuatro metros cuadrados, mini baño con ducha y lavabo incluídos.

Como eran muy monos y pequeñitos, decidí que yo adoptaría los cinco pollitos. Ahora sé que lo único que se  modifica en  estos animales es el color. Por lo demás, son gallinas en potencia.

Busqué una caja de cartón a la que perforé los consiguientes agujeros por aquello de la respiración y los alojé en mi baño.

Como comen de todo,  basé su alimentación en galletas, algún vegetal que sacaba de escaqueo del comedor, algún trocito de apuntes en sucio y poco más. Nutridos estaban porque a los dos días ya habían crecido algo y su aspecto estaba cambiando de pollito...a pollo. Aquello se empezaba a poner feo.

Con extraordinaria rapidez, los animales empezaron  a perder sus llamativos colores y alguna que otra pluma, cada vez armaban más alboroto con sus 'pio, pio' y mi idea de dejarlos a ratitos pasear por la habitación para 'estirar las patas' empezó a ser desastrosa porque el que más y el que menos me dejaba 'un recuerdo' en el suelo.

Así cuando pasaba delante de mi habitación y me veía fregando el suelo a cuatro patas, la Hermana Carmelita que dirigía el cole me decía: '¡Muy bien María, como antiguamente!' y yo pensando 'Antiguamente...antiguamente...si tu supieras....'

Aquello de me iba de las manos pero tampoco se me ocurría que podía hacer. No era plan de salir en plena Avenida de Reina Victoria gritando: ¿Quién quiere unos polloooooos?

Ya no los sacaba de la caja de cartón, ni la caja la sacaba del baño. Temía que la directora los descubriese y me pusiese a mi y a los animales 'de patitas en la calle'.

Para empeorar las cosas, el pollo que crecía más lento, empezó a ser atacado por los otros. ¡Menudo lío! Cuatro pollastres medio desplumados, tiñosos, de cuyo vivo color ya no quedaba nada y aún encima con 'mala milk' arremetiendo contra un quinto e indefenso pollastre, y todos metidos en una caja en el canijo baño de mi canija habitación montando un buen  pollo (parece un trabalenguas).

El pobre animal excluido del grupo, enfermó. Estaba como postrado. Lo separé de los demás y lo instalé en una tina que tenía para lavar medias y calcetines. Mis escasos recursos médico-veterinarios consistieron en poner el flexo encima de la tina a modo de incubadora y así estudiaba yo aquella noche, compartiendo luz con el pollo malherido cuando de repente sin previo aviso entró nuestra querida directora en la habitación.

'¿Qué es eso María?, -preguntó señalando mi improvisado 'hospital'. '¡Un pollo!' -contesté yo bien alto. '¡Es que está enfermoooo! ¡lo puse ahí a calentarrrrr!' -mi preocupación era que no se hiciera el silencio,  porque a los pollastres del baño ya les había cambiado la voz y estaban montando una buena. Una cosa era tener un pollo...y otra tener ¡cinco!.

'¿¿¿Un polloooo???'-dijo ella mientras incrédula se acercaba a la tina (por defecto yo era para ella, una de las colegialas que siempre estaba haciendo alguna cosa rara) '¡¡¡UN POLLOOO!!!' exclamó cuando comprobó que no le mentía. '¡¡¡Pues era lo que nos faltaba...pollos en casa!!!'-clamó alzando las manos y mirando al cielo. '¡¡¡Mañana sin falta lo quiero fuera del colegio!!!' -ordenó. '¡Vale, vale, vale!'- decía yo mientras pensaba: -'Por favor que se vaya yaaaa...'.

Efectivamente se fue enseguida, como los 'pollitos', que tras reunión de urgencia con algunas compañeras del colegio, una se ofreció a soltarlos por la finca que sus padres tenían cerca de Madrid. Ese mismo fin de semana se llevó a los cuatro. El quinto no sobrevivió.

Desconozco porque algunos 'animales' hacen eso...cargarse al más débil.


viernes, 13 de junio de 2014

Los pollitos del Retiro (1ª parte)


El próximo domingo se clausura la  Feria del Libro de Madrid 2014 que se instala cada año en el Parque del Retiro. 

¡Cuanto me gustaba leer! Y ahora consigo acabar poquísimos libros. En este momento tengo cinco en la mesilla de noche y casi todos a medias. Los títulos de lo más variopinto. Esta es mi lista de lectura actual.

- Los ojos amarillos de los cocodrilos de Katherine Pancol. Me quedé hace casi un año en la página 165 de las 549 que tiene. Eso si, tiene un marcapáginas enorme y preciosísimo con un llamativo lazo rojo hecho por mi. Me gustaba, pero deje de leerlo un par de semanas, perdí el hilo y hasta hoy.

-The growing pains of Adrian Mole de Sue Townsend. Ya lo había leído hace siglos en Londres. Recuerdo que me había partido de risa con el inseguro adolescente protagonista y sus problemas existenciales. En un intento de repasar mi olvidado inglés, lo comencé a leer de nuevo, me paré un buen día y también, hasta hoy.

- Como superar la depresión de Linus Mundy. Este libro, sí que lo leí entero recientemente, pero no tiene mucho mérito ya que solamente tiene 36 páginas y en cada una hay un texto con letra el  cuádruple de grande que la de un libro normal y  que ocupa el mismo espacio que el margen superior e inferior. Ejemplo de lo que viene en una página (la nº 21 elegida al azar): "Si crees que necesitas un milagro en tu vida, probablemente sea así. Pide un milagro. Pero no olvides que también existen los pequeños milagros. A veces es suficiente con que te fijes en los que acontecen cada día a tu alrededor". Y no pone más. Es como Facebook pero... 'en encuadernado'. No sé de donde salió este pequeño manual de autoayuda pero está en casa y está claro que lo debí coger para leer...un día 'malo'. 

-La sabiduría del cristiano de Leo J. Trese. Mi primer libro de teología que sin saber exactamente que es, aparte del estudio y razonamiento de Dios, me encanta. Pero ahí está...con los otros. He leído un poco más de la mitad.

-Todas mis palabras y algunas más de Ana Alonso Ferrer .Un libro de poemas autoeditado por una amiga . También leído entero, pero también corto. Es poesía de pasión, la pasión de la autora hacía su marido.

Y no es que ya no me guste leer. Es que en esta etapa de mi vida (últimos dieciocho años) siempre encuentro algo más urgente que hacer, aunque sea jugar a Apalabrados que me relaja un montón para dormir, y yo necesito bajar las revoluciones cuando termina el día, sino no me duermo.

Y pensar que mi madre hace muchos años, una noche, me llegó a sacar todas las bombillas de la habitación para que cerrara de una vez el libro que estaba leyendo y pudiese ir medio despejada al colegio al día siguiente...Después de decirme cuarenta y ocho veces que apagara la luz, como buena madre optó por esa drástica solución...¡Mamá, que 'heavy' eres! ¡Menos mal que te pillé en un buen día sino eres capaz de arrancarme los ojos! ... (I <3 mi mamá, jejeje)

Este año la Feria del Libro, rinde homenaje a Gabriel García Márquez. Hay un libro de condolencias para que los admiradores del genial escritor colombiano le dejen escrito su último adiós y se ha llevado a cabo la lectura continuada de Cien Años de Soledad, el libro más alucinante que ha pasado por mis manos. La misión de leer las primeras palabras la tuvo una pequeña de doce años, llamada Marina Rodríguez Martínez, a la que no tembló la voz en ningún momento. Enhorabuena Marina.


miércoles, 11 de junio de 2014

El legado de Tibu


Miedo me da. En casa ya tengo dos "Legados de Tibu" esperando terminar los exámenes supongo que para que la realización de la grabación sea digna de colgarse en la red. Cuando acaben los  finales y capeada la selectividad a los que les toque, o aquí pasa algo, u once de cada diez grabaremos nuestro particular remojón.

Además, con los calores procedentes de África que se avecinan, la mariscada que esta en juego, es lo de menos. Si los hosteleros de la centolla y el percebe se estaban frotando las manos, que se olviden.

Al principio yo pensé que este fenómeno era 'cosa de chicos', pero no. Ya he visto a amig@s de mi quinta, ya sabéis, treinta y seis, uno arriba, uno abajo, nominar y tirarse al agua. Y me cuentan de alguna ancianita que ya tiene su sitio en You Tube demostrándole al mundo que la edad no es cuestión de años, sino de espíritu.

Solo quisiera que en esta epidemia invacunable, el único objetivo de todos sea pasarlo bien y 'punto pelota'. Creo que la iniciativa, como muchas otras, nació con el fin de recaudar fondos para un bebé enfermo. Ojalá se cure el 'pobritín'.

Pero locuras, las mínimas. Este lunes en  Navia, Asturias, una mujer alarmada corrió a un  cercano centro de salud a pedir ayuda,  al ver a un joven encaramado al puente Navia sobre el río Espín dispuesto a lanzarse. Ella supuso que se trataba de un suicidio. El médico del centro llamó al 112 y este a protección civil y así, se dio otro ejemplo de viralidad no tan simpática, donde unos por otros activaron el protocolo para estos casos, que incluía  lancha,  helicóptero y ambulancia.

El chico saltó y nadando como si tal cosa, alcanzó la orilla donde un amigo le esperaba con una manta. Ambos se subieron al coche y se fueron. Ya tenían su propio "legado"  para subir a Internet.

Creado por el camariñan afincado en Suiza, Damián Pereira, al que llaman Tibu por su afición a lucir la camiseta de Puyol, este reto que consiste en mojarse con agua fría, vestido y en un plazo no mayor de 48 horas, so pena de pagar una suculenta comida a base de marisco, ha corrido como la pólvora y no hay quién lo pare.

Pues si hay que mojarse, una se mojará, pero no a menos de 28 grados, que soy muy friolera. Si hay que esperar a Agosto no pasa nada. Veo que el rigor no impera en esto. Aunque hay que nominar a tres, he visto nominar a cuatro. Aunque dos días es el plazo máximo, conozco nominados de hace una semana que aún no han pasado por agua. Y aunque se supone que hay que mojarse las vestiduras, los más prácticos se empapan en  bañador.

Lo dicho. 'Legado de Tibu' si, pero 'a modiño', como decimos los gallegos. 

Es que me sale la mamá estándar que llevo dentro....




lunes, 9 de junio de 2014

Sushi y de postre manzana


Por raro que parezca estoy escribiendo con guantes de goma. Son de estos finos que se pegan y que una vez que te los quitas aunque los hayas usado solo tres minutos son imposibles de reciclar. No he terminado mis tareas domésticas de hoy, me estoy tomando un respirillo mientras seca el suelo de la cocina y sé que si me saco los guantes,  después seré incapaz de volvérmelos a poner, porque varios de los 'supuestos dedos' se habrán convertido en muñones irrecuperables tires de donde tires.

Es un tema complicado este de los guantes.

El otro tipo, esos que se pueden utilizar muchas veces,  son algo mas gruesos y resistentes pero siempre me quedan grandes. Con ellos puestos me veo los dedos 'laaaargos'....pero es una simple  ilusión que dura poco, porque enseguida compruebo que mis apéndices de goma se doblan para delante y para atrás 180º, incluso pueden girar como las aspas de un helicóptero y entonces es cuando vuelvo a la realidad y asumo que no hay 'dedo' dentro. Hay vacío...

Además son  incómodos de usar y te vuelven torpe. Quieres coger un papel de la mesa de la cocina y... o no puedes....o  te llevas de paso el mantel adherido. No tienen termino medio.

Los uso (menos de lo que debería), para que mi afición al amoniaco y a la lejía  no produzcan  estragos en mi piel, pero no sé como lo hago que cuando termino de limpiar, mis manos están blancas, empapadas y arrugadas, peor que si hubiera limpiado'a pelo'.

Y ya que estoy con la cuestión de las faenas caseras, me hago una pregunta...¿por qué los utensilios del hogar tipo escoba, aspiradora...no evolucionan a la misma velocidad que otras cosas?. Si Steve Jobs hubiera tenido que fregar a diario, otro gallo cantaría. Estoy segura que un único aparato plancharía, barrería, cocinaría, cosería botones,  y si me apuras, llevaría a los niños al médico y hasta bloquearía el armario de los juguetes para que cuando uno se estuviese usando, no se pudiese coger otro.

Bueno esto último tampoco me importa tanto. A pesar de que  me acuerdo de todos los antepasados de mi hija pequeña a veces cuando juega, yo la dejo bastante a su aire para que fomente su espíritu emprendedor. Ella no juega con un bebé, abre una guardería. No juega a las comiditas, monta una cadena de restaurantes. No se disfraza de princesa, me organiza el carnaval de Río en medio del pasillo.

Cuando se termina la hora de jugar, sí que quisiera,  que el polifacético artefacto no inventado todavía, repitiese por mí una y otra vez: - 'Recooooooge'...-'Recoooooge'...'Recoooooge', porque en ese momento todas las habilidades emprendedoras de mi hija desaparecen y le entra una pesadez de vida...,un arrastre de pies...,un cansancio repentino...que acabo yo más agotada de dar órdenes,   que si hubiera inventariado 'Toys"R"us' entero.

Total,  que me he  sacado los guantes para hacerle el bocadillo a la niña y ahí están, el par de sucedáneos de manos cien por cien látex biodegradable, mirándome y diciendo: -'Inténtalo...intenta que trabajemos de nuevo....'. 

¡Hay que jorobarse!...estoy leyendo el sobre plastificado donde vienen y os prometo que en las instrucciones de uso pone 'para manipulación de alimentos', y a continuación en precauciones indica 'no usar con aceites o grasas'...

No sé.

Será que solo valen para limpiar la cocina cuando el menú ha sido 'sushi' y de postre manzana...sino ya me dirás.


domingo, 8 de junio de 2014

Ya sé que no estamos en Navidad


Éxito del festival de las niñas. 'Revival' de los años setenta, ochenta y noventa. ¡Cuantos recuerdos!

El disfraz me quedó genial  aunque me ha dejado los dedos como coladores...¡no sabes lo que cuesta coser tiras de lentejuelas!. Sucesos extraños durante el trabajo...¿se pueden perder las tijeras de costura, diecisiete veces en la misma tarde en un radio de acción de medio metro? Sí, se puede. ¿Puede una aguja ser reabsorbida por un sofá después de ser cuidadosamente clavada en el apoyabrazos precisamente para no perderla? Hecho probado.

El atuendo más complicado que me tocó hacer,  fue un año en el que mi hijo se pidió ser la mula en la representación del Belén de la actuación de Navidad.

El profesor iba preguntando a toda la clase quién quería hacer de tal o cual personaje. -¿Quién quiere ser San Joséeee?,  -¡Yo!, ¡yo!, ¡yo!...Casi todos claro, es uno de los protagonistas.-¡Pués tú!. -¿Quién quiere ser Melchoooor?,  -¡Yo!, ¡yo!, ¡yo! Todos otra vez, ser rey mola. -¡Pués tú!. -¿Quién quiere ser el ángeeel? -¡Yo!, ¡yo!, ¡yo! -¡Pués tú! Así iba iba asignado un actor a cada papel. -¿Quién quiere ser el pastor número unoooo? Manos levantadas otra vez. Mi niño, como los demás, llevaba un rato gritando su  ¡yo, yo, yo! pero aún no había conseguido su personaje,  cuando el profesor dijo: -¿Quién quiere ser la muuuu.....? -¡Yoooo! Contestó mi hijo sin dejar terminar de la frase. -¡Pués tú serás la mula! Fue el único que levantó la mano esa vez.

Nos reímos cada vez que lo recordamos. Yo siempre había pensado que el papel se lo habían asignado a dedo hasta que un día me contó que lo había elegido el mismo, en su ansía de no quedarse sin personaje.

El dizfraz era difícil de hacer...pero lo hicimos. Una mula con su cabeza de mula, su color de mula, sus orejas de mula, aunque la expresión del animal recordaba un poco...a la del amigo de Shrek...Desde entonces me enternece mucho este animal.

Hace dos años unas palabras de Benedicto XVI, extraídas de su libro  La infancia de Jesús,  recuperaron el antiguo debate de si en realidad había o no había animales en el Belén. Parece ser que no hubo animales en el pesebre. Pero la intención del  Papa no era hacerlos desaparecer del escenario.  De hecho, el Portal que a tamaño natural exponía el Vaticano ese mismo año, un poco después de las declaraciones del Papa, tenía su mula y su buey.

Ya sé que no estamos en Navidad, pero me ha venido este tema a la cabeza recordando la anécdota del dizfraz de mi hijo.

Todos los papeles que nos tocan en la vida son importantes. No importa que seas un rey o una mula. Lo que cuenta es que dentro de un conjunto, aportes algo. Mi hijo aportó aquel día, lo que la mula aporta al Belén, calor. Y como la cara de la mula nos salió un poco 'rara', también aportó sonrisas.

¡Menudo domingo de Junio pasado por agua!




jueves, 5 de junio de 2014

La timidez


Hoy tengo que coser...o pegar...o grapar....lo que sea para 'construir' un disfraz para el festival de fin de curso del cole.

Todos los años por estas fechas, me veo envuelta en un maratón de costura y manualidades varias, en la 'fabricación' de un atuendo de pies a cabeza,  para cinco minutos de actuación. Pero el trabajo merece la pena. Las niñas realizan unas coreografías geniales,  con un vestuario multicolor y una alegre puesta en escena.

Siempre pienso que estas exhibiciones que tienen que hacer todas las alumnas del colegio, sí o sí, les hacen un gran favor, especialmente a las que como yo,  nacieron con el gen de la timidez extra grande. Nadie lo diría, ahora que cuento mi vida y milagros por este medio... pero he sido muy tímida (y algo aún me queda).

El simple hecho de caminar por la calle y que en un un momento dado un autobús se parase a mi altura, o por culpa del tráfico, circulase en paralelo a la misma velocidad que yo, era una de las situaciones que recuerdo me ponían mala. Imaginaba que todos los usuarios del bus clavaban su mirada en mí y no sabes como deseaba que me tragase la tierra. 

Igual que cuando acompañaba a mi madre al supermercado y ella me encomendaba la tarea de coger número en charcutería e ir pidiendo el fiambre para 'acelerar'. Lo que sudaba yo a medida que la numeración se iba acercando a la mía. Cuando por fin me tocaba, otra vez las miradas, ahora de los que allí esperaban turno. No sé,  ni como conseguía hacer el encargo bien.

Además era ereutofóbica, término bastante feo que descubrí ya de adulta y que parece más relacionado con temas de flatulencia que con su verdadero significado, ponerse como un tomate de forma involuntaria.  Pero eso en gran parte lo debía provocar yo misma, porque anticipándome e imaginando determinadas situaciones por las que seguro iba a pasar, inconscientemente me decía a mi misma: te vas poner colorada, te vas a poner colorada...y tal cual.

Los que hayan padecido o padezcan este 'problema' saben lo mal que se pasa.

Como en todos los desórdenes de evitación, con la timidez también se recomienda la exposición forzada como tratamiento. A mi, sin buscarlo, la exposición forzada me la dio la vida,  como imagino, a muchos otros tímidos. Creo que sigo sin poder leer en público sin trabarme (prefiero no hacer la prueba) y aún hoy ciertas situaciones con aglomeración de personal, de primeras...me imponen.

Pero nada que ver con lo de antes.

Por eso, las actuaciones, exhibiciones o cualquier otra participación en un festival de fin de curso, un grupo de teatro, una práctica deportiva con presencia de público, me parecen tan positivas para la reforzar la seguridad en uno mismo, y en este caso,  para superar la timidez.

En mis años universitarios, participé en certámenes de teatro. No entiendo muy bien ni como me apunté, pues aún recuerdo con horror en la primera clase que nos dio Mariano, el profesor, el momento en que tuve que hablar delante de todos mis compañeros. El quería conocer la modulación de nuestras voces y yo quería morirme... Pero como debo ser a la vez un poco inconsciente, en cuanto articulé la primera palabra, confirmé que aquello me encantaba y me quedé dos años.

También es cierto que la timidez, es más común durante la niñez y parte de la adolescencia, desapareciendo ella solita con el paso del tiempo sin tener que realizar ningún tratamiento más allá de avanzar en la vida misma, atreverse, exponerse.

O sea, que si por aquí hay algún tímido que  me lee, por favor, que practique la 'exposición forzada' y que diga aunque solo sea...un 'tímido hola'  :) :) :)

Me olvidé de mencionar este tema en  Dos fobias y otras virtudes....



martes, 3 de junio de 2014

¿Por qué Google funciona así?


Esto es de locos...¿por qué Google funciona así? Si quieres que tu blog se lea, primero tienes que crear un contenido y publicarlo,  y después conseguir que se promocione por todos los medios que buenamente puedas...y sepas, claro. Me refiero a las redes sociales, en las cuales además, tienes que añadir contenido y argumentos extra porque sino no cuaja.

Aunque pensándolo bien, el funcionamiento es bastante parecido al de la vida misma.

Yo en casa desde la cocina me curro un mensaje tipo : - 'Hija, vete al baño que ya es la hora'. Lo lanzo mediante ondas sonoras con intensidad suficiente para que  atravesando el hall de dos metros, llegue a las entendederas de la pequeña destinataria a la que va dirigido y que está viendo la tele o jugando a algo en el cuarto de estar.

Bien. Sé que el contenido de mi comunicación a sido perfectamente entendido pero ¿qué pasa? Nada.

Cambio de escenario y repito el mensaje, ya en la misma estancia donde está la supuesta receptora. -'Por favor, es la hora del baño, hija..¿lo entiendes?' Contestación: -'¡Siii!'.

Lo doy por asimilado y me vuelvo a la cocina. ¿Pasa algo entonces? No. Sigue sin pasar nada.

Es el momento de variar un poco el contenido y añadir algo más de información. Subiendo los decibelios exclamo - '¡¡¡Hijaaaa, te he dicho ochenta veces que te vayas a la ducha!!! ¡¡¡Apaga la tele!!! ¡¡¡No te lo repito más!!!'

-'¡¡¡Qué ya voooooyyyy!!!',  contestación.

El mensaje empieza a funcionar...pero pasan cinco minutos, la televisión sigue encendida y no oigo la ducha. Voy a ver que pasa porque la niña ya no está en el sofá.

¿¿¿Que qué pasa??? Pues que el contenido no ha sido suficiente o correctamente posicionado...Mhija está, mando en mano, un pie dentro del cuarto de estar y otro fuera en plan 'ya estoy yendo'...pero parada cual farola. Y desde su lugar estratégico 'entre Pinto y Valdemoro', sigue viendo la tele.

Ya sé, me falta algún enlace y las palabras clave.

Subo enlace...-'¡A tu cuarto!' y establezco la palabra clave..-'¡Castigada!'

Y entonces sí que empieza la viralidad. Los lamentos exagerados de mi hija se escuchan en todo el edificio y el contenido de mi mensaje ha llegado a todos los vecinos.

Tú crees que ya esta todo el trabajo hecho, pero no. Mañana tendrás que repetir el mismo proceso con otro contenido parecido y así por los siglos de los siglos. Igualito que Google...




lunes, 2 de junio de 2014

La vida estándar cumple un mes y el rey abdica


Hoy dos de Junio de 2014, el rey ha comunicado su voluntad de abdicar y,  obviamente,  salvando las distancias, La vida estándar cumple un mes.

En relación a la noticia del día, sobre la que en todas las cadenas se está haciendo un especial informativo, en las redes sociales los debates se multiplican y en la calle no se habla de otra cosa,  comparto con vosotros los pensamientos que me vienen a la cabeza.

En primer lugar, la fugacidad del tiempo.

Sentir que he sido testigo de una etapa histórica completa de principio a fin, el reinado de Juan Carlos I, me recuerda con nostalgia, la velocidad a la que pasa el tiempo. En aquellos primeros años de nuestra monarquía, yo era pequeña...bastante pequeña. Y aunque realmente,  lo que en nuestro país ocurrió en esa época lo conozco más  por lo que he leído, me han contado o he visto en la televisión, sé que pertenece a mi vida.

Mientras jugaba a las muñecas o leía algún libro de Los Cinco, mi conciencia de la situación en el mundo y más concretamente en España, se guiaba valorando las caras y conversaciones de mis padres, de donde extraía dos únicas opciones: había, o no había que preocuparse.  

Si no percibía motivo de intranquilidad, seguía jugando como si nada, pero si notaba algún tipo de tensión o incertidumbre, abandonaba mis entretenimientos dedicándome a escuchar detrás de las puertas o intentando averiguar que se cocía, viendo las noticias en nuestra televisión en blanco y negro, de incógnito, escondida en el  pasillo de mi casa, cuando se suponía que tenía  que estar en los brazos de Morfeo.

No se si de ahí viene mis miedos, de angustiarme por cosas que no entendía. Porque si algo preocupaba a mis padres, tenía que ser muy malo.

Como ya desde hace mucho tiempo, tengo 'mis propias y queridas' preocupaciones, esos momentos lejanos en los que mis angustias eran las angustias de otros, los percibo como pertenecientes a lo más recóndito de mi pasado,  y me recuerdan con tristeza, que el tiempo pasa y no vuelve.

Lo segundo que se me viene a la cabeza hoy, es, como se sentirá 'Sofía mamá', y lo digo sin 'rintintín'.

Por muy profesional que sea nuestra reina, a la que admiro profundamente, ahora mismo tiene a su 'príncipe/sol/vida/hijo' Felipe en el punto de mira mundial. En España  todos estamos destripando su currículum, valorando sus cualidades para la inminente responsabilidad que se le viene encima y opinando sobre si la institución que representa merece o no merece nuestro respaldo.

Y seguramente todo esto la haga sufrir como madre, por muy entrenada que esté para anteponer el deber hacia su país, a su propia vida. 

Quienes estén preparados para ello,  que emitan sus juicios y opiniones sobre la realidad histórica del momento. Yo fijo que no lo estoy. Hace tiempo que prácticamente no veo la televisión, ni leo el periódico, ni escucho la radio,  funciono un poco de oído y aunque parezca mentira puedo seguir viviendo. Por eso me resulta fácil, ver en la familia real...eso...una familia. Una madre, un padre, unos hijos, problemas, meteduras de pata (algunas muy gordas), alegrías, penas, recuerdos, pero es que 'en todas las familias cuecen habas'...

Vale que tienen mayor protagonismo que los demás, pero no dejan por ello de ser de carne y hueso. Todos tenemos el mismo color rojo en la sangre. Simplemente a los que no nos gusta mucho el sol, a través de nuestra piel clarita, se nos notan más las venas y su tono azulado, pero eso ya nada tiene que ver con pertenecer a  la alta aristocracia o la realeza.

Hoy tenía preparado un post un poco más optimista, porque La vida estándar cumple un 'mesito'. Pero he preferido dejar la celebración  para otro día....¡venga,  cuando cumpla dos meses! La actualidad manda.





domingo, 1 de junio de 2014

New look


Estoy en la peluquería esperando mi turno. Esta a tope. Esta vez, a pesar de mi terapéutica limpieza de coche de hace unos días...sigo rara, así que he optado por un plan B: cambio de look. Si a otras madres les funciona...¿porque a mi no?

Ultimamente solo oigo directos y clarísimos comentarios en relación a mi aspecto, realmente 'dejado de la mano de Dios'... y es que quedarse en casa no es bueno. Te abandonas y el día que tienes un acontecimiento que requiere una imagen cuidada, te das cuenta que el tiempo ha pasado y tu, sin actualizar.

Antes con un trapito (incluso sacado del maletero), un poquito de colorete y hacer algo mas que un simple   'flu-flu' con el secador en el pelo,  apañaba. Pero cada vez me cuesta mas. Mi vestuario se ha visto reducido a un tercio por mi nueva silueta tipo calamar , las canas avanzan como el gramón, lentas pero seguras,  y lo de las arrugas de expresión, empieza a no colar.

Por cierto, veo que no soy la única que ha corrido a Lidl a por la crema antiarrugas de tres euros....no disimuléis porque he ido hoy y estaba agotada. Cuando al no encontrarla en la sección de cosmética, pregunté a la cajera,  la buena mujer puso los ojos en blanco como de resignación y me dijo: -'La recibiremos en dos o tres días...nos han hecho publicidad gratuita y se ha terminado'. Le noté cierto tonillo a "estoy hasta las narices de la cremita en cuestión...". Supongo que desde que salió la noticia lleva dando la misma explicación a riadas de madres ansiosas de lucir un cutis maravilloso 'low cost' .

Mañana tengo una Comunión y el lunes mi blog cumple un mes. Dos buenas ocasiones para lucir un aspecto mas cuidado y 'toque fashion', aunque sé que para celebrar lo de mi blog me voy a quedar sola...-'¡Anda mamá...no lo flipes tanto!'

Acabo de llegar a casa, me miro al espejo y me digo: -'¡Qué mona estás María!'

Acaban de llegar mis hijos, me miran a la cara y me dicen: -'¡¡¡Mamáaaa que te has hechoooo...estas como rara, estás como así....!!!' (abriendo los brazos intentando describir algo redondo y grande). -'No mamá, eso no.'

Lo he notado en varias ocasiones. Cuando me arreglo un poco, para mis hijos dejo de ser 'mamá' y paso a ser una desconocida. Yo creo que piensan,  por lo menos en mi caso, que una madre es un 'ser casero' por naturaleza y que su look debe ir a juego con la lavadora, porqué igual que ella, mamá es receptora de ropa de sucia, no para de dar vueltas en todo el día y también  tiene dos programas...delicado y cabreado.