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jueves, 5 de junio de 2014

La timidez


Hoy tengo que coser...o pegar...o grapar....lo que sea para 'construir' un disfraz para el festival de fin de curso del cole.

Todos los años por estas fechas, me veo envuelta en un maratón de costura y manualidades varias, en la 'fabricación' de un atuendo de pies a cabeza,  para cinco minutos de actuación. Pero el trabajo merece la pena. Las niñas realizan unas coreografías geniales,  con un vestuario multicolor y una alegre puesta en escena.

Siempre pienso que estas exhibiciones que tienen que hacer todas las alumnas del colegio, sí o sí, les hacen un gran favor, especialmente a las que como yo,  nacieron con el gen de la timidez extra grande. Nadie lo diría, ahora que cuento mi vida y milagros por este medio... pero he sido muy tímida (y algo aún me queda).

El simple hecho de caminar por la calle y que en un un momento dado un autobús se parase a mi altura, o por culpa del tráfico, circulase en paralelo a la misma velocidad que yo, era una de las situaciones que recuerdo me ponían mala. Imaginaba que todos los usuarios del bus clavaban su mirada en mí y no sabes como deseaba que me tragase la tierra. 

Igual que cuando acompañaba a mi madre al supermercado y ella me encomendaba la tarea de coger número en charcutería e ir pidiendo el fiambre para 'acelerar'. Lo que sudaba yo a medida que la numeración se iba acercando a la mía. Cuando por fin me tocaba, otra vez las miradas, ahora de los que allí esperaban turno. No sé,  ni como conseguía hacer el encargo bien.

Además era ereutofóbica, término bastante feo que descubrí ya de adulta y que parece más relacionado con temas de flatulencia que con su verdadero significado, ponerse como un tomate de forma involuntaria.  Pero eso en gran parte lo debía provocar yo misma, porque anticipándome e imaginando determinadas situaciones por las que seguro iba a pasar, inconscientemente me decía a mi misma: te vas poner colorada, te vas a poner colorada...y tal cual.

Los que hayan padecido o padezcan este 'problema' saben lo mal que se pasa.

Como en todos los desórdenes de evitación, con la timidez también se recomienda la exposición forzada como tratamiento. A mi, sin buscarlo, la exposición forzada me la dio la vida,  como imagino, a muchos otros tímidos. Creo que sigo sin poder leer en público sin trabarme (prefiero no hacer la prueba) y aún hoy ciertas situaciones con aglomeración de personal, de primeras...me imponen.

Pero nada que ver con lo de antes.

Por eso, las actuaciones, exhibiciones o cualquier otra participación en un festival de fin de curso, un grupo de teatro, una práctica deportiva con presencia de público, me parecen tan positivas para la reforzar la seguridad en uno mismo, y en este caso,  para superar la timidez.

En mis años universitarios, participé en certámenes de teatro. No entiendo muy bien ni como me apunté, pues aún recuerdo con horror en la primera clase que nos dio Mariano, el profesor, el momento en que tuve que hablar delante de todos mis compañeros. El quería conocer la modulación de nuestras voces y yo quería morirme... Pero como debo ser a la vez un poco inconsciente, en cuanto articulé la primera palabra, confirmé que aquello me encantaba y me quedé dos años.

También es cierto que la timidez, es más común durante la niñez y parte de la adolescencia, desapareciendo ella solita con el paso del tiempo sin tener que realizar ningún tratamiento más allá de avanzar en la vida misma, atreverse, exponerse.

O sea, que si por aquí hay algún tímido que  me lee, por favor, que practique la 'exposición forzada' y que diga aunque solo sea...un 'tímido hola'  :) :) :)

Me olvidé de mencionar este tema en  Dos fobias y otras virtudes....



8 comentarios:

  1. Hola :))))

    María , siempre dije que por cada año que cumplo pierdo 5 de vergüenza, y no sé aún si es cierto.

    Me encanta tu artículo y me recuerda muchísimo a alguien que él 24 de mayo hizo un año, viernes, en una cena como de 70 personas cogió un micro y gritó y organizó y hasta se disfrazó, pero de lo que más me acuerdo es de como temblaban sus manos cuando "tuvo" que leer para esas 70 personas algo que había escrito.
    Le temblaban tanto las manos que a su lado dos personas acabaron sujetando el papel para que ella pudiese leer..¿lo recuerda?...yo como si fuese ayer.

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    1. Aurora, yo recuerdo lo bien que lo organizásteis y ¡¡¡como lo pasamos las 70 personas!!! De si lo pasaste mal con el micro, la verdad no me acuerdo, pero flipo por el esfuerzo que hiciste...¡porqué lo hiciste a pesar de todo! Bss.

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  2. Me sigues sorprendiendo tu forma.de como.escribes, cada vez que te leo me llevas a.vivir esos momentos que cuentas, gracias por hacerme reír que en estos momentos.de la.vida es lo.mejor que nadie.nos.puede.ofrecer

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    1. Hola Rafa, más que escribir, yo creo que cuento cosas. Ojala escribiera!!! Gracias!!!

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  3. " Un tímido Hola" ;))
    Bicos María!!
    Dan.

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  4. Yo creo que el sentido del humor es una muy buena terapia incluso para esto....... y tu eres una crack. de verdad. Enhorabuena otra vez María (Antía)

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  5. El sentido del humor es siempre bueno...¡¡¡anda que no hemos compartido carcajadas tú y yo!!! :)

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